Seguramente en más de una ocasión has escuchado la frase “Los niños son como esponjas”. Y no podría ser más cierta. Desde sus primeros años, los niños absorben todo lo que ven, escuchan y sienten. Cada palabra, cada gesto y cada tono de voz tiene un impacto profundo en su manera de entender el mundo… y en la forma en que se perciben a sí mismos.
Como adultos, a veces subestimamos el poder de nuestras palabras. En la rutina diaria, entre tareas, pendientes y responsabilidades, olvidamos que lo que decimos —o incluso lo que callamos— puede sembrar o debilitar la confianza de un niño. Sin embargo, la buena noticia es que la confianza se cultiva todos los días, con acciones pequeñas y mensajes llenos de amor y coherencia.
Por qué la confianza es clave en el desarrollo infantil
La confianza en uno mismo no solo es un rasgo de personalidad; es una herramienta que acompaña a los niños a lo largo de toda su vida. Un niño con autoestima saludable se siente capaz de tomar decisiones, expresar sus ideas, asumir retos y manejar mejor la frustración cuando algo no sale como esperaba.
En cambio, un niño que crece dudando constantemente de su capacidad, buscará aprobación externa o se limitará por miedo a equivocarse. Por eso, fomentar la autoconfianza desde edades tempranas es una inversión emocional que los padres pueden ofrecer a sus hijos cada día.
La confianza se construye en lo cotidiano: cuando el niño intenta amarrarse los zapatos y lo dejamos hacerlo aunque se tarde, cuando se equivoca y lo animamos a volver a intentarlo, o cuando reconocemos su esfuerzo más allá del resultado. En esas pequeñas situaciones se forma la seguridad interior que le permitirá enfrentarse a los desafíos del futuro.
El poder de las palabras positivas
Las palabras tienen un poder enorme: pueden levantar, motivar y fortalecer… o pueden herir y dejar huellas. Por eso, elegir con intención lo que decimos a nuestros hijos es una de las mejores herramientas de crianza que tenemos a nuestro alcance.
No se trata de llenar de halagos vacíos, sino de ofrecer mensajes sinceros que los conecten con su propio valor y esfuerzo. Las frases positivas, cuando se dicen con amor y coherencia, ayudan a que los niños internalicen una voz interior amable y segura.
Aquí te compartimos algunas frases que pueden convertirseen grandes aliadas para fortalecer la confianza y la autoestima infantil:
- “Sé que puedes hacerlo, inténtalo.”
- “Yo confío en ti.”
- “Tú puedes elegir, ¿qué prefieres?”
- “No pasa nada si no lo lograste, los errores son para aprender.”
- “Eres muy valiente por volver a intentarlo.”
- “Trabajaste muy duro en eso.”
- “Platícame cómo se te ocurrió hacerlo.”
- “Siempre estoy aquí para ti.”
- “Te amo.”
- “Entiendo cómo te sientes; a mí también me ha pasado. Cuéntame, ¿qué pasó? ¿qué crees que podrías hacer diferente?”
Estas frases pueden parecer sencillas, pero repetidas con frecuencia y en los momentos adecuados, se convierten en el lenguaje emocional con el que los niños aprenden a dialogar consigo mismos.
¿Cómo incorporar estas frases en la vida diaria?
El secreto está en la constancia y en la autenticidad. No se trata de decirlas como una receta, sino de vivirlas desde la empatía.
Por ejemplo:
- Cuando tu hijo duda antes de intentar algo nuevo, acompáñalo con un “Confío en ti”.
- Si comete un error, evita frases como “te lo dije” o “ves, por no hacerme caso”, y reemplázalas por “no pasa nada, todos nos equivocamos; inténtalo otra vez”.
- Cuando logre algo después de esforzarse, no solo digas “¡qué bien!”, sino “me encanta ver cuánto te esforzaste, lo lograste con perseverancia”.
Al hacerlo, no solo fortaleces su autoconfianza, sino también el vínculo emocional entre ambos. El niño sentirá que su valor no depende del resultado, sino de su capacidad de aprender, intentar y superarse.
El ejemplo: la enseñanza más poderosa
Los niños aprenden más de lo que observan que de lo que escuchan. Si los adultos enfrentamos los errores con serenidad, reconocemos nuestras emociones y hablamos con respeto, ellos lo imitarán naturalmente. Ser un modelo de autoconfianza y autocompasión es una de las formas más efectivasde educar.
Recuerda: los niños no necesitan padres perfectos, sino padres presentes, dispuestos a aprender y a mejorar cuando es necesario. A través del ejemplo, comprendan que equivocarse no es fracasar, sino una oportunidad de crecer.
Reflexión final
Educar con amor no significa evitar que los hijos se equivoquen, sino acompañarlos mientras descubren su propia fuerza interior. Cada palabra que pronunciamos deja una huella, cada mirada de aliento construye seguridad, y cada gesto de apoyo enseña que siempre pueden volver a intentarlo.
En el Instituto Cumbres Villahermosa, creemos firmemente que la formación integral comienza en casa y se fortalece en la escuela. Nuestro compromiso es acompañar a las familias en este proceso, fomentando en cada alumno la confianza, la resiliencia y el amor propio como pilares de su desarrollo humano y académico.
Te invitamos a dar el primer paso
Hoy mismo puedes comenzar a transformar la manera en que tus hijos se ven a sí mismos.
Elige una de estas frases y úsala con intención. Observa cómo cambia su reacción, cómo se iluminan sus ojos al sentirse comprendidos y valorados.
Recuerda: las palabras que siembras hoy son la confianza con la que caminarán mañana.


